Ritual Rural

Entre las montañas de la cordillera y mesetas de cundinamarca se posa la ciudad de las frutas y la vendimia, en medio de los guaduales Anolaimunos se divisa el ritual de quienes habitan las fincas, las parcelas, los lotes, el pedacito de tierra. Como si fuera ficción, el rito habitual es dramáticamente contrastante con las urbes, parecieran realidades paralelas.

Y como si las alternancias del tiempo no fueran ya ficción, el ritual rural no detuvo sus ciclos en tiempos de pandemia, pues se les exigió más que nunca garantizar los alimentos de las ciudades que entonces habían detenido sus tiempos y las dinámicas de sus esferas, tan desarraigadas de lo rural.

Allí el ritual es de quienes la habitan, es el diálogo entre múltiples presencias de la laguna en la finca, que despiertan o reposan durante el día, al meridiano se avivan y por la noche ululan síncopas asincopadas. Ritual Rural es la laguna que canta, la mosca que se posa, y las perras que cuidan.

Ritual Rural es una pieza mixta de saxofón y soporte fijo, la cual se plantea inicialmente como la concertación de un día entero de grabaciones en una laguna del municipio de Anolaima, cuyas tomas albergaron la riqueza dinámica y tímbrica del referido espacio, así mismo revelan sus ciclos, sus clímax, sus intervalos, sus etapas y sus diálogos inclusive con lo humano.